San Carlos Duarte Costa

23.12.2019

San Carlos Duarte Costa nació en 1888 y falleció en 1961, a la edad de setenta y tres (73) años y una vida de luchas y de glorias. Todo ocurre alrededor de Río de Janeiro, entonces capital de la República Federativa de Brasil, de donde salieron las raíces de este gran árbol que es la Santa Iglesia Católica Apostólica Brasileña, obra espiritual de grandiosidad impar, por él fundada. Todavía hoy viven personas que tuvieron la felicidad de conocerlo personalmente, y de recibir de sus sagradas manos la Santa Comunión en las Santas Misas que él celebraba.  Pero para recordar sus hechos, es necesario entender su ideal y practicarlo. Antes, sin embargo, conozcamos un poco de su vida

INFANCIA Y PRIMEROS AÑOS
En el año 1888; el Brasil se encontraba sumido en una convulsión separatista y abolicionista. El imperio ya se sentía amenazado por los constantes ataques de los que deseaban un Brasil independiente. Rui Barbosa se alía en espíritu y pasión a los ideales federativos llegando a prestar su apoyo, a los oficiales republicanos, defendiéndolos durante la llamada "cuestión militar". El vizconde de Ouro Pegro, el último de la monarquía, era duramente combatido por Rui Barbosa en el "diario de noticias". La situación en la corte, en Río de Janeiro, era inestable y causaba serias preocupaciones. Las agitaciones políticas eran constantes. 

Pero en la casa de Joao da Mata Francisco Costa y doña María Carlota Duarte Silva, había un buen motivo para que los corazones se regocijasen. En ese día, 21 de julio, aquella casa, una vez más se llenaba de felicidad, por el nacimiento de un hijo: Carlos... Aquella familia, temerosa de Dios, reconocida en sus virtudes y en su moral cristiana, daría a este hijo, desde la cuna, la fe necesaria para que el mismo pudiera escribir, con sabia predestinación, la gran historia del Apostolado Católico y Apostólico en Brasil. 

Nació Carlos en medio de una conflictiva situación político-administrativa brasileña, siendo que al año siguiente, el quince de noviembre de 1889, se proclamaba la república, y Rui Barbosa el "águila de la Haya" asumía la vice-jefatura del gobierno provisional y después, el ministerio de hacienda.

El 3 de septiembre de ese año, en los brazos de sus padrinos: El Canónigo Eduardo Duarte Silva y Doña Carlota Goulart, rodeado de sus queridos familiares, en la iglesia principal de San Antonio de los Pobres, en el centro de Río de Janeiro, recibió el Santo Bautismo de manos del Rvdmo. Padre Francisco Goulart. Enseguida recibe, amparado por su padrino, el Santo Sacramento de la Confirmación de las manos benditas de Dom Joao Eberard, en la Catedral Diocesana.

Crecía Carlos rodeado de todo el cariño de sus padres y hermanos, yendo desde temprano a las aulas escolares. En la escuela se distinguía por su vivacidad y perspicacia, por su manera tierna y justa de tratar a los colegas y profesores, siendo siempre listo y solicito para con todos. 

Pronto todavía va a las primeras clases de catecismo donde, llevado de la mano de sus amados profesores, descubre la iglesia, a Dios, los Ángeles, la vida espiritual. Comenzaba allí a descortinarse un mundo para el cual él, desde la cuna había sido predestinado. 

El 24 de julio de 1897, a las 10:00 de la mañana, en solemne Misa al Sagrado Corazón de Jesús, en la misma iglesia donde había sido bautizado, teniendo a su lado casi un centenar de comulgantes como él, recibe de las manos del sacerdote la Sagrada Eucaristía, en su Primera Comunión.

Carlos siempre se distinguía de los demás, tanto en la escuela como en las clases de catecismo, por su inmensa voluntad de conocer a fondo todas las verdades sobrenaturales, dejando espantados a sus profesores, por ver estos que el jovencito prometía mucho en relación a su futuro.

Recibida la Primera Comunión, estaba listo el joven Carlos para una nueva vida espiritual con Cristo. Destacándose en sus estudios y habiendo recibido siempre las mejores calificaciones en la escuela, despierta en su tío Dom Eduardo Duarte Silva, -tío y padrino- ya como Obispo Diocesano de Uberaba (Minas Gerais), la atención de aquellos que saben descubrir un gran futuro espiritual en las ovejas de su rebaño. 

ETAPA COMO SEMINARISTA
En ese mismo año de 1897 el joven Carlos, con apenas nueve años de edad, se va en compañía de Dom Eduardo a Roma, con la finalidad de estudiar en el colegio Pio-Latinoamericano. Con su boletín escolar lleno de información óptima a su favor y la recomendación personal de su tío/padrino le valieron la matrícula en este prestigioso instituto de enseñanza religiosa donde cursó el seminario menor. 

Allí conoció a Eugenio Pacelli que más tarde sería Papa de la Iglesia Romana bajo el título de Pío XII. Durante todo el curso de humanidades en el seminario menor, se destacó por su capacidad de comprender los principales problemas que afligen al mundo, capacidad que lo influenciará toda la vida. En Roma, tuvo oportunidad de conocer profundamente la "ciudad eterna" sus oros y sus tesoros. 

Tomó contacto íntimo con la jerarquía, con la sistemática y con la vida religiosa de la Iglesia Romana. No desagradó ni decepcionó en modo alguno a los que invirtieron en su vocación, ni tampoco fueron en vano las oraciones que su amada madre elevaba a los cielos en la lejana patria en favor de su hijo Carlos.

Con diecisiete años, dominando fluidamente el idioma italiano y teniendo la oportunidad de conocer el gran Dante Alighieri, el seminarista Carlos Duarte Costa, retorna al Brasil en el año 1905 para cursar el seminario mayor con los Sacerdotes Agustinos en Uberaba, Sede Episcopal de su tío/padrino Dom Eduardo su eterno patrocinador. 

El Brasil no era el mismo que cuando Carlos se había ido. Afonso Pena gobernaba ahora como presidente y ya se prefiguraba la gran conferencia que se reuniría en julio de 1907.

Rui Barbosa en esos tiempos ya influía en nuestro gran seminarista, especialmente en la oratoria y en las manifestaciones de su conducta. Aquí, la familia Duarte Costa se empeñó en costear los estudios del brillante alumno. Este coste se consideraba parte de la herencia de Carlos, pues la familia, más especialmente su madre, consideraba el sacerdocio del hijo un regalo divino.

Con este confortable y valioso apoyo de sus progenitores, da sus primeros pasos en la filosofía y teología, orientado siempre por sus hábiles e insignes maestros Agustinos que lo formaron en 1910. Además del curso superior del seminario mayor, hablaba italiano, latín, griego, francés, hebreo e inglés. Como siempre, este seminarista se destacó, incluso como académico, ante sus colegas, haciendo que sus maestros lo tratasen siempre con cierta deferencia, motivada por la integridad de su alumno, que sorbía todas sus enseñanzas con la grandiosidad que sólo los humildes sabían tener. 

El Obispo le confiere, aún en el seminario, la tonsura, y todas las órdenes menores, incluso el subdiaconado, después, recibe el diaconado. Se prepara dentro de las formalidades y praxis prescritas, incluso con el retiro espiritual que fue predicado por su superior. Tenía miedo de no ser digno del honorable cargo de miembro de la tribu de Levi. Realizó la postración con un sentimiento de humildad que era por todos notado. Al postrarse, durante las Letanías había dicho para sí en muda oración a Dios: "Señor, hazme vuestro instrumento, enséñame tu verdad". Todas las inversiones realizadas en torno a su formación, valieron la pena. El joven clérigo ya delineaba una personalidad altiva y orientada hacia la búsqueda de la verdad divina, destacándose de todos los demás por su constante búsqueda de la perfección. 

El Diácono Carlos - terminados los estudios, recibe la láurea de teología y filosofía y es marcada la fecha de su ordenación sacerdotal: 1 de abril de 1911 - domingo por él consagrado a nuestra señora de las gracias su perpetua patrona, a quien dedicó, hasta su muerte, la más sencilla veneración. 

EL PRÉSBITERO CARLOS DUARTE
La Catedral de Uberaba se engalanó en fiesta para recibir al joven Diácono que tanto se destacaba y que de una forma especial dignificaba el Episcopado de Dom Eduardo, el cual, en Misa Solemne, eleva al joven Diácono Carlos Duarte Costa a las primicias del altar, le dio el Sacerdocio Católico y Apostólico. 

El Neo-Presbítero Carlos celebró su primera Misa festiva el día 04 de Mayo de 1911. 

Entre 1911 y 1912, trabajó con su tío Dom Eduardo en Uberaba como secretario. 

Con 23 años de edad. Ordenado sacerdote, es invitado a regresar a Roma a cursar en carácter superior Teología, en la Pontificia Universidad Gregoriana. Esta invitación se dio debido a la gran inteligencia y brillo que siempre adornaron al Neo-Sacerdote desde la más tierna edad. Allí, rodeado de todas las letras, escudriñó los ínfimos lagares de la cátedra teológica, perfeccionó la técnica de la oratoria, de la arqueología cristiana, y de la antropología. 

Trabó allí, también, estrecho contacto con las ciencias de la economía y del derecho para convertirse en uno de los más eruditos y doctos Sacerdotes de la época. Su llegada a Brasil ya era esperada y un lugar especial estaba reservado para él en la curia diocesana de Río de Janeiro. Su tiempo se dividía entre tareas burocráticas y la atención espiritual que la agenda de la curia le imponía.
Además se desempeñó como Párroco Coadjutor de la Parroquia de Santa Rita, donde permaneció hasta el 03 de septiembre de 1913, cuando fue transferido a la Parroquia de la Gloria.

El 05 de Febrero de 1914 fue nombrado Párroco Coadjutor del Cura de la Catedral de Rio, y después, Párroco de la Iglesia de la Luz, donde permaneció hasta 1916,
El Padre Carlos comienza su misión - todas estas particularidades aliadas a las grandezas de espíritu que manifestaba en su día a día- le valieron el título de Monseñor.

Monseñor Carlos Duarte Costa crecía en sabiduría e inteligencia y ya se hacía notable su espíritu amplio y sus gestos de bondad y humildad, propio de los santos. Crecía también ante los ojos de su Obispo Diocesano y de sus pares que veían en él un modelo a seguir. No tardó mucho y fue promovido al cargo y título de Protonotario Apostólico. Sus responsabilidades aumentaron aún más, robándole más tiempo, y obligándolo a dedicarse con más ánimo a la causa de Dios y de la Iglesia. 

Monseñor Carlos no pasaba desapercibido a los ojos del Cardenal Joaquím Arcoverde, insigne Prelado de Río de Janeiro, que veía en aquel joven sacerdote una gran esperanza para su diócesis. Consciente en su capacidad de evaluar los espíritus y los corazones, el Cardenal Joaquím Arcoverde de Albuquerque Cavalcanti, deseando tener junto a sí este prometedor clérigo, lo nombra Secretario General de la Arquidiócesis del Río de Janeiro, confirmando con su acto de extrema confianza, no sólo la real capacidad de Monseñor Carlos, sino también la visión mística que había tenido el Cardenal cuando vio en aquel joven sacerdote, un futuro brillante del que todo el mundo oía hablar. En 1920, ya es canónigo del Cabildo Metropolitano de Rio de Janeiro. 

El Cardenal Arcoverde, después de algún tiempo de pontificado tuvo que someterse a una delicada pero exitosa intervención quirúrgica en Europa. Monseñor Carlos, sin embargo, asumió el peso administrativo de la Arquidiócesis, desempeñando maravillosamente sus tareas, de modo que no causara preocupación alguna al Cardenal, por quien tenía profundo respeto y admiración. Restablecido, el Cardenal retorna para asumir su pesada carga y encuentra aquí la curia en orden y plenamente organizada. El cardenal Arcoverde agradece a Monseñor Carlos Duarte Costa los relevantes servicios por él prestados a la Arquidiócesis y como premio lo nombra Vicario General de la Arquidiócesis de Río de Janeiro, una de las más importantes diócesis de Brasil.

Mientras, debido a la muerte de su primer Obispo, Dom Lucio en 1923, Botucatu permanecía vacante. 

CARLOS DUARTE COSTA, OBISPO DE BOTUCATU
El 4 de julio de 1924, el Papa Pío XI, tomaba varias decisiones referentes a Brasil, nombraba al sucesor de Dom Eduardo para Uberaba, en la persona de Dom Antonio de Almeida Lustosa, S.D.B; el primer obispo de Sorocaba, Dom José Carlos de Aguirre, y el también Primer obispo de Juiz de Fora, Dom Justino José de Sant'Ana, así como el Obispo Coadjutor de Campanha Don Inocencio Engelke, O.F.M, pero sobre Botucatu, tomaba dos decisiones, primero dividía aquella vasta diócesis, creando la de Sorocaba, y luego elegía al segundo Obispo Diocesano de Botucatu, el cual con sólo 36 años de edad era el más joven de esos nombramientos. 

Así es como en la vieja Catedral Metropolitana el 8 de diciembre de aquel el mismo año, Dom Carlos vendría a ser consagrado por el sucesor del Cardenal Arcoverde, el Arzobispo Dom Sebastião Leme, y los co-consagrantes Dom Alberto José Gonçalves, Obispo de Ribeirão Preto y Dom Benedito de Paula, Obispo Diocesano del Espíritu Santo.

El segundo Obispo de Botucatu, Dom Carlos Duarte Costa, tomó posesión el 02 de febrero de 1925 de su diócesis. Su lema episcopal era: "Dominus Illuminatio Mea", que quiere decir" El Señor es mi Luz".

Con la experiencia administrativa adquirida en la Arquidiócesis de Río de Janeiro, fundó el diario "El Apóstol" para que los fieles fueran evangelizados y así pudieran estar al corriente de la vida religiosa de la diócesis.

También construyó el Orfanato para Chicas "Amando de Barros", satisfaciendo de esa forma, la voluntad de un finado Coronel.

Pero la gran aspiración de Dom Carlos era construir una majestuosa Catedral, ya que la antigua (de 1888) no estaba en buenas condiciones, y el 08 de diciembre de 1927, dos años después de su llegada a Botucatu, colocó la piedra fundamental de la Catedral de Santa Ana. Fundó la Congregación de las Misioneras de Santa Teresa del Niño Jesús, el 7 de junio de 1928 en la ciudad de Botucatu.

Con el traslado del Colegio de Secundaria y de la Escuela Superior de Comercio hacia el edificio de seminario en 1934, Dom Carlos decidió construir un nuevo Palacio Episcopal para que el Seminario cambiara al edificio del Palacio Episcopal. Concretizado el plano, el 2 de febrero de 1932, colocó la piedra fundamental del nuevo Palacio, y ya en 1934, Dom Carlos estaba residiendo en el nuevo Palacio.En la década del 30 fue uno de los grandes articuladores de la Liga Católica Electoral, donde defendía el voto católico a políticos también católicos. Pretendía de esta forma preservar el principio cristiano en las leyes y los actos políticos, como por ejemplo la creación de una norma legal para el divorcio, que es un acto negado a los pobres por la Iglesia católica, pero ampliamente amparado por la Biblia.

En 1932, con ocasión de la Revolución Constitucionalista, Dom Carlos formó un "Batallón de Cazadores Diocesanos", más conocido como el "Batallón del Obispo", para luchar al lado de las Tropas Constitucionalistas. Tal acto causó gran repercusión nacional; hubo quienes lo apoyaron, pues siendo Dom Carlos carioca, levantó la bandera paulista e hizo más que muchos compatriotas; pero también hubo quienes lo desaprobaron, por sórdida envidia a su desempeño popular, una vez que, actuando como verdadero Moisés, buscaba por todas las formas y medios la liberación para el pueblo brasileño. 

EMPIEZA LA PERSECUSIÓN
Desde aquel el 18 de abril de 1930, día en que falleció el Cardenal Arcoverde, amigo y benefactor de Dom Carlos, este comenzó a sufrir por la envidia y la persecución de sus compañeros de episcopado.

La envidia y persecución de otros miembros del clero, no obstaculizaron los planes del Obispo, y a mediados de septiembre de 1932, las tropas se dirigieron en tren a Sao Paulo y se unieron junto a las tropas paulistas a la lucha constitucionalista en favor de los desamparados obreros.

En razón de la construcción de la nueva Catedral, del Orfanato, del Colegio, y de otras obras, Dom Carlos inicia la venta de varios bienes de la diócesis para poder sanar las deudas contraídas, con la finalidad de amparar, ayudar y socorrer a los pobres y hambrientos de la época. Los beneficios de su brillante administración aún están erigidos en la ciudad paulista de Botucatu, como prueba de su capacidad.

El 15 de agosto de 1934, en Aparecida del Agua de la Rosa de San Manuel ordenó sacerdote al P. José Melhado Campos, futuro Obispo de Sorocaba y único sacerdote del clero de Botucatu hasta que hasta hoy ha llegado al episcopado.

Este espíritu bondadoso y cariñoso del Santo Obispo desagradó muchísimo a la corte romana y el Papa Pío XI resolvió apartar a Dom Carlos del gobierno de la Diócesis de Botucatu, obligándolo a presentar su renuncia.

La renuncia de Dom Carlos ocurrió el 22 de septiembre de 1937. Mismo día en que Dom Carlos fue nombrado Obispo Titular de Maura, Y su salida de la diócesis se dio en 15/10/1937.

Dom Carlos se mudó a Río de Janeiro, donde continuó su lucha contra el régimen de Getúlio Vargas y de la alianza del Vaticano con los regímenes totalitarios.

En 1940, aunque siendo un simple obispo titular, tenía el prestigio suficiente para ser el co-consagrante de Dom Eliseo María Corolli. Consagración presidida por el nuncio Aloísio Masella y teniendo como segundo co-consagrante el obispo auxiliar de Campinas Dom Joaquim Mamede da Silva Leite.

Apartado de su diócesis, Dom Carlos encuentra en Río a su padre espiritual, el Cardenal Leme, el cual le protege y le concede todas las facultades necesarias para seguir su misión episcopal.

Pero el 17 de octubre de 1942 fallece el Cardenal Leme y su sucesor, que tomará posesión el 15/09/1943, el futuro Cardenal Jaime de Barros Câmara, será un verdugo implacable contra Dom Carlos.

En 1944 fue arrestado y las presiones internacionales encabezadas por el Presidente Estadounidense Franklin Delano Roosevelt y el Primer Ministro Británico Winston Churchill hicieron que el gobierno federal lo liberara.

En 1944, Dom Carlos prefació el libro "El Poder Soviético", de autoría de Hewlett Johnson, Deán de Canterbury. Tal acto repercutió positivamente en todo el país: ¿Cómo un obispo católico podría defender a un anglicano?

El reverendo Hewlett Johnson era un clérigo anglicano (1874-1966), Decano de Manchester y más tarde Decano de Canterbury, donde adquirió el apodo de "El decano rojo de Canterbury" por haber sostenido una posición favorable al régimen soviético.

El día 6 de junio de 1944, Dom Carlos es arrestado en su residencia acusado de comunista, permaneciendo preso hasta el 6 de septiembre de 1944, cuando fue liberado a petición de la Asociación Brasileña de Prensa y de las Naciones Unidas, que intervino ante el Gobierno brasileño por intermedio de sus embajadas.

El 10 de julio de 1944, a Dom Carlos le fue prohibido predicar el Evangelio de Cristo y confesar a los fieles, decisión proferida por la Cámara Eclesiástica en represalia por los pronunciamientos proferidos por el Obispo de Maura.

Varias fueron las advertencias hechas a Dom Carlos por la administración Apostólica Romana. Pero cuanto más era advertido, más defendía la fe cristiana, a los obreros, y la patria, contra los fascistas y nazis existentes en la Iglesia y su jerarquía. En 1945 Dom Carlos denunció la Operación Odessa, que afirmó haber sido organizada por el Vaticano para permitir la huida de oficiales nazis. 

EXCOMUNIÓN Y FUNDACIÓN JURIDICA DE LA ICAB.
Agotadas las posibilidades de sumisión con Dom Carlos, este fue excomulgado. Al conocer la excomunión por los diarios, Dom Carlos funda la Iglesia Católica Apostólica Brasileña el 6 de julio de 1945. Sólo 12 días después ordena sacerdote al Reverendo Salomao Ferraz, el cual había sido pastor presbiteriano, y tenía el deseo de convertirse en católico y así en 15/08/1945 es consagrado Obispo de Sao Paulo. 


Tres días después (18/08/1945) en su maravilloso "Manifiesto a la Nación", Dom Carlos critica a la Iglesia Católica Romana y coloca los principios evangélicos en el centro de la Iglesia Católica Apostólica Brasileña.

El 02/02/1946 consagra a Dom Jorge Alves de Sousa.

A pesar de que Dom Carlos ya había sido expulsado como obispo miembro de la Iglesia Católica Romana y de no ejercer ningún cargo o función en ella, el 24 de julio de 1946, Dom Carlos fue nuevamente "excomulgado vitando", es decir, un excomulgado a ser evitado por cualquier católico romano, notifica que recibió con alegría porque deseaba ardientemente que todos olvidaran y el también olvidar, que un día había pertenecido a la Iglesia que más contribuyó a la explotación de los negros y obreros brasileños.

Mons. Antídio José Vargas, que era sacerdote romano de la diócesis de Lages SC, viene a unirse a Dom Carlos y es el responsable de la construcción del primero templo edificado para la ICAB. En 08/12/1946 fue consagrado en Río de Janeiro.En Venezuela, un joven sacerdote, Luis Fernando Castillo Mendez, suspendido de sus órdenes, junto con otro colega, el Padre Verde toman conocimiento del movimiento en Brasil y así en 18/10/1947, nace la Iglesia Venezolana. Pero sólo en el 3/05/1948, en Balboa, en la Zona del Canal de Panamá es que Dom Luis puede ser consagrado. El 21 de junio de 1950, es expulsado de su país y viene residir en Brasil. En 18 de julio de 1960 Dom Luis es nombrado Obispo de la nueva Capital Federal.

Dom Diamantino Augusto Pereira da Costa era un laico, casado y con hijos. Fue ordenado sacerdote y el 15/08/1954 fue consagrado como 1º. Obispo de Recife. 
El 29 de junio de 1955, el sacerdote boliviano Pedro Luiz Hernández es consagrado Obispo. Se siguen otras consagraciones: Dom Pedro Santos Silva el 04/11/1956 y Dom Orlando Arce Moya, el 30/11/56 (Chile)

Dom Carlos falleció en Río de Janeiro el 26 de marzo de 1961, 16 años después la fundación de la Iglesia Católica Apostólica Brasileña, la misma que nació en la regencia Trina del Padre Diogo Feijó, bañada con el martirio de Frei Caneca, que fue pregonada por el sabio Rui Barbosa y exterminada criminalmente con el asesinato del canónigo Manoel Amorim de Itapira - SP.El 10 de mayo de 1963, ingresa en la Iglesia Romana Mons. Salomao Ferraz. Antes había consagrado en 1951 a Dom Manuel Ceia Laranjeira.

En el Concilio que tuvo lugar en el año de 1970, El Obispo Carlos Duarte Costa fue elevado a la honra de los Altares, con el titulo de San Carlos de Brasil.

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